El ricino, cuyo nombre científico es Ricinus communis, es una planta arbustiva muy ornamental con un crecimiento muy rápido que conduce a sobrevivir largos períodos de sequía. Por ello, se considera una de las plantas más invasoras en climas cálidos y templados.
Háganos saber un poco más sobre él.
Puede llegar a medir unos diez pies de altura, aunque es habitual encontrar ejemplares que no superen los diez pies. Sus hojas, palmeadas y bastante grandes, con unos 8 lóbulos, son perennes, no caen en invierno.
Es una planta que florece la mayor parte del año, desde temprana edad, pero sobre todo en verano. El fruto, la semilla, es pequeña, de una pulgada de largo, de color marrón rojizo, con manchas blancas.
Se utiliza como planta ornamental e industrial. En jardines se puede utilizar como seto o como pieza única, por ejemplo para demarcar escalones.
De sus semillas se obtiene el «aceite de ricino», que elimina la toxina RICINA, altamente tóxica en dosis elevadas. Este aceite se usa para aliviar el estreñimiento, combatir la caída del cabello y hacer jabones, lubricantes para motores y agentes secantes de pintura.
El aceite de ricino es un repelente eficaz de moscas, evitando que se acerquen al lugar donde está plantado.
Las semillas no son comestibles. Solo diez son suficientes para infligir la muerte a una persona. No es recomendable tenerlo cuando hay niños o mascotas en casa.
Existen dos variedades: la de las hojas verdes (la común) y la de las hojas rojas, cuyo nombre científico es Ricinus communis var. Purpurea.
Resistente a la sequía, pero no a las heladas. Protégete del frío cuando vivimos en climas donde los termómetros pueden bajar por debajo de cero.
Se reproduce a partir de semillas que se pueden sembrar directamente. Es recomendable plantar una semilla por maceta, ya que es muy probable que todas germinen y como crecen rápidamente, pueden surgir problemas al poco tiempo.
Más información – Plantas invasoras: el ailanto o árbol de los dioses
Fuente – Infojardin